lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Hambre o ansiedad?

Las vacaciones han finalizado para la mayoría de nosotros. Hemos pasado una época en la que hemos dicho adiós a la rutina y nuestros horarios han ido variando día a día en función de las actividades que teníamos planeadas. Ahora, toca volver al trabajo, sin embargo, recuperar nuestra rutina habitual puede no ser tan fácil como lo fue el dejarla. Es por eso, que en esta época es más común que puedan aparecer ciertos trastornos y entre ellos, la ansiedad por comer es uno de los que más frecuentemente se dan en los países occidentales.

La ansiedad por comer aparece por motivos diferentes y también afecta a las personas de maneras diferentes. Están quienes no pararían de comer en todo el día, existen los que esta ansiedad se manifiesta justo después de salir del trabajo, los que comen cuando están en casa o aquellos que necesitan comer después de cenar y hasta que se van a dormir.  También es frecuente que comamos con más ansiedad en ciertas épocas del mes o del año,etc.

Sea por el motivo que sea, detrás de la ansiedad por comer siempre hay un desequilibrio (hormonal, alimentario, patológico,etc) que lo genera. En la mayoría de casos, este desequilibrio se corresponde con un desequilibrio alimentario sumado a una situación general que nos produce depresión ; llámese estrés, exceso de precupaciones, ira, baja autoestima,etc.

Detectar esta situación personal negativa que estamos viviendo y corregirla en la medida que sea posible nos va ayudar mucho a controlar esta ansiedad. Sin embargo, adoptar unos hábitos alimentarios saludables es el primer paso para evitar que muchas ansiedades de este tipo lleguen a manifestarse.

Personalmente creo que en muchos casos, la ansiedad puede atribuirse a unos horarios irregulares a la hora de realizar las comidas. Siempre que podamos, debemos mantener unos horarios "estrictos", pues si acostumbramos al cuerpo a recibir alimentos a determinadas horas, es mas difícil que éste nos pida comida fuera de este horario. Para poner un ejemplo; si una persona está acostumbrada a irse a la cama siempre a las 12 de la noche, el día que quiere ir a dormir a las nueve de la noche le costará mucho dormirse porque normalmente su cuerpo sigue activo a esa hora.  Con el apetito ocurre pues lo mismo que con el sueño. 

La segunda causa más común que veo en este tipo de trastorno son los déficits de algunos nutrientes. Una ingesta insuficiente de triptófano nos va a provocar que no segreguemos suficiente cantidad de serotonina, un neurotransmisor encargado de inhibir la sensación de apetito. También el déficit de Cromo se asocia a una mayor ansiedad por comer alimentos dulces. Hay una falta en general de minerales y vitaminas que provocan desequilibrios hormonales. La falta de líquidos y el exceso de bebidas estimulantes agravan también los síntomas de ansiedad.

Por último, la tercera cosa que debemos tener en cuenta es saber diferenciar el hambre de la ansiedad. Es común comer porque estamos aburridos, porque no tenemos nada que hacer y eso a la larga puede crear ansiedad. Es muy importante para estos casos mantener unos horarios regulares como ya he comentado y hacer las 5 comidas al día, o en su defecto comer cada 3-4 horas según nuestros horarios. Este hábito nos ayudará mucho a controlar el apetito.

Para finalizar, hay que saber que a veces, ceder a una tentación a tiempo es más eficaz que reprimirse. Es decir, si nos apetece comer un dulce un día, es más sano comer un poco ese mismo día que aguantarnos esas ganas y al tercer día de seguir reprimiéndonos comernos una tableta entera de chocolate. En este caso, solo habremos conseguido aumentar nuestra ansiedad en vez de frenarla el primer día.


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