lunes, 11 de abril de 2011

De Niños obesos a Adultos obesos ¿Por qué?

Se ha oído infinidad de veces - y yo misma lo he repetido aquí otras tantas- que la obesidad es una enfermedad multifactorial que nos convierte en personas más vulnerables para sufrir determinadas patologías asociadas que pueden perjudicar mucho nuestra calidad de vida.  No obstante, se calcula que en el 2015 habrá 2300 millones de adultos con sobrepeso, de los cuales, 700 millones serás obesos. Es decir, las cifras de prevalencia siguen aumentando.

Paralelamente aumentan también las cifras de obesidad infantil. En 2005, España era el tercer país europeo con mayor índice de obesidad en menores. Actualmente ya hemos alcanzado la cabeza. Entre las comunidades en las que hay mayores cifras de niños obesos destacan Canarias y Andalucía. El porcentaje de obesidad infantil se sitúa sobre el 25% .

Más datos: se estima que un 40% de los niños que son obesos entre los 6 meses y los 7 años seguirán siendo obesos en la edad adulta. En cambio, los niños con obesidad entre los 10 y los 13 años tienen un 70% de probabilidades de continuar con este problema en la etapa adulta. ¿Cual es el nexo de unión entre obesidad infantil y obesidad adulta?

La obesidad normalmente es tratada como una enfermedad en la que simplemente se ingieren más calorías de las que se deben, y que reduciendo el total calórico diario, este problema desaparece. Parece una cosa lógica, sin embargo no lo es. Cuando consumimos más calorias de las que debemos, interiormente sufrimos una serie de transformaciones que van a modificar lo que somos y que muy difícilmente vamos a poder revertir. Una de ellas es la mayor secreción de algunas hormonas que van a hacer que nos volvamos insesibles a sus órdenes ( ya expliqué esto en el tema del efecto yo-yó). Otra, la más importante quizás, es el cambio que sufren algunos tejidos cuando se mantienen unos hábitos alimenticios que no son correctos.

Concretamente se trata de las modificaciones que sufre el tejido adiposo (el tejido encargado de almacenar la grasa corporal). Para hacer frente a la cantidad de calorias excesivas que se toman, las células de este tejido, los adipocitos, sufren dos procesos. El primero: el adipocito aumentan de tamaño - hipertrofia- con lo que se consigue almacenar más cantidad de grasa dentro de la misma célula. El segundo: hay una multiplicación de adipocitos - hiperplasia- con lo que tenemos más células que almacenan grasa. El resultado: nuestra capacidad para engordar ha quedado multiplicada para siempre.


En los niños, en los que los tejidos aún se estan desarrollando,  llegamos a esta situación con mayor facilidad, con lo que estamos "creando" a un niño que muy probablemente (por no decir seguro) será obeso cuando sea adulto y además le será mucho más difícil perder peso. Por si fuera poco, también será muy probable que desarrolle las patologías asociadas: hipertensión, colesterol alto, resistencia a la insulina...

La clave vuelve a estar en la prevención. Los padres deben ser los primeros en incular unos hábitos saludables y esforzarse en el día a día para que los niños los sigan. Sé que es fácil ceder a los berrinches del niño - técnica que les es muy sencilla para obetener lo que quieren-  y ofrecerles el bollo o las chuches que en ese momento se les ha antojado, pero hay que ser conscientes a lo que nos exponemos y procurar por su salud. No estoy diciendo tampoco que no podamos tener nunca ningún capricho, cuidado. Se trata siempre de encontrar el equilibrio, de crear unos hábitos y de transmitir unas enseñanzas.
  
                                          


No hay comentarios:

Publicar un comentario