jueves, 29 de diciembre de 2011

Uvas, la última fruta de la temporada.

Otro año termina y como manda la tradición, los españoles nos reunimos para comernos las "12 uvas de la suerte" al compás que marcan las últimas campanadas del año. Historia y tradición se unen para hacer esta fruta un alimento imprescindible estos días, sin embargo, el resto del año nos parece que nos olvidamos de ella. Esta semana, aprovechando estas fechas, voy a hablaros de las magníficas propiedades que nos aportan las uvas.

La primera característica que cabe señalar es que es una fruta energética comparada con la mayoría. Su nivel calórico aumentado se debe a que es una fruta rica en azúcares y por tanto es ideal en deportistas, no obstante, las personas con problemas de peso o azúcar deben moderar su consumo. A pesar de su nivel más elevado de azúcares, la uva apenas contiene grasas y su nivel de proteínas también es bajito. Posee una cantidad apreciable de fibra - sobretodo si se consume con piel- lo que nos ayuda a controlar nuestro ritmo intestinal y además es rica en agua.

A nivel de vitaminas y minerales destaca sobretodo su riqueza en potasio, un mineral esencial en el mantenimiento hídrico corporal y también desempeña un papel importante en la contracción muscular. También podemos destacar que la uva nos aporta unos niveles apreciables de calcio y magnesio. En cuanto a las vitaminas, esta fruta es rica sobre todo en vitaminas del grupo B, y entre estas debemos destacar el aporte de vitamina B6 y ácido fólico - ambas involucradas en el crecimiento y recambio celular y en la liberación de glucosa durante periodos de esfuerzos intensos.


Nutricionalmente la uva es un alimento muy saludable, no obstante, hay componentes no nutritivos en la uva que están siendo motivo de estudio y que han demostrado ser elementos muy beneficiosos para la salud.  Por un lado encontramos a los antocianinos, el pigmento responsable de darle color a las uva negras y rojas (no lo encontramos en las uvas verdes), por otro lado nos aportan taninos, responsables de su sabor astringente y por último poseen también cantidades elevadas de flavonoides, y entre ellos destaca el resveratrol.  Todas estas sustancias han demostrado poseer capacidades anticancerígenas, antiinflamatorias, antioxidantes, inmunoprotectoras, con actividad neurológica positiva y parece ser que ayudan a la prevención de la obesidad y diabetes. No obstante, faltan aclarar muchos de los mecanismos de acción que siguen estas sustancias en nuestro organismo, así que habrá que estar atento a la información que va surgiendo en estos años.



Como he comentado al principio, la tradición hace de esta fruta la protagonista en los últimos instantes del año, pero ¿dónde está el origen de esta manera de celebrar el fin de año?  Existen dos versiones sobre cual fue el inicio de esta costumbre, no obstante, la más aceptada data del año 1909 cuando hubo ese mismo año una gran cosecha de uva y para poder venderla toda, se aseguró a las gentes de aquella época que si se consumían el día de Nochevieja, tendrían un año lleno de suerte. Y así ha sido hasta día de hoy.

También existen diferentes versiones sobre cómo debemos tomarlas. Algunos dicen que cada uva representa cada mes del año y que por tanto, si dejas de comerte una, ese mes tendrás mala suerte. Otros dicen que por cada uva hay que pedir un deseo y que si consigues comerlas todas se cumplirán tus 12 deseos. Por último, la tradición no entiende de avances y por tanto no valen las uvas que vienen peladas y sin pepitas. Debemos comerlas enteras y al finalizar las 12 campanadas hay que contar las semillas que nos han quedado, a más semillas más suerte.

En  fin, sea como sea, alimentación y tradición van unidas nuevamente recordándonos que la alimentación es mucho más que ingerir alimentos y que por tanto debemos darle la importancia que merece. Disfrutar mucho de estos días y comeros todas las uvas - aunque no hace falta que sea solo en Nochevieja-. 



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