lunes, 30 de mayo de 2011

Alimentar bien a nuestros hijos: perseverancia y paciencia.

Hace algunas semanas escribí una entrada sobre obesidad infantil donde expliqué porque un niño que tiene sobrepeso durante su infancia tiene muchas probabilidades de seguir con este problema durante su etapa adulta y a la vez de añadir más complicaciones que afectan a la calidad de vida. Esta semana quiero volver a retomar el tema y escribir sobre algunos errores frecuentes que cometen los padres y que pueden ser el origen de esta enfermedad.

No obstante, para empezar, recalco las palabra utilizadas en el título del post; para conseguir que nuestros hijos coman bien hacen falta una buena dosis de paciencia y sobretodo ser perseverantes y no rendirse. Hay que desterrar un poco la idea de que el niño está creciendo y que todo lo que come lo quema. O que como el niño hace una hora de ejercicio físico puede permitirse lo que quiera. O aquello de que como el niño está delgado no hace falta que nos preocupemos por lo que come. Hay que olvidar estas ideas y pensar que nuestros hijos están en plena etapa de crecimiento y que por tanto tienen unas necesidades de nutrientes que nos obligan más que nunca a estar atentos para que su alimentación sea la correcta y no haya problemas ni de excesos ni de déficit.

Aquí van 5 errores típicos a corregir por los padres:

1) Un niño necesita una alimentación equilibrada similar a la de un adulto pero adaptada en cuanto a cantidades se refiere. Esta sería la primera regla a recordar pues es muy frecuente ver a niños que comen platos enormes o que repiten la comida sin ningún tipo de control. Hay que adaptar las raciones de nuestros hijos y crear una educación sobre tamaños y dosis.

2) Otro de los problemas frecuentes que observo es que a menudo son los mismos padres los que limitan los alimentos a consumir por sus hijos. Me explico. Normalmente es la madre la que piensa y cocina los platos para el resto de la familia y normalmente lo hace siguiendo su propio criterio, es decir, siguiendo sus gustos y preferencias. No es de extrañar por eso, que si a la madre no le gusta un alimento, éste no aparezca demasiado en la alimentación diaria de los demás miembros de la familia. En este caso, los padres están poniendo un freno a que sus hijos coman determinados alimentos. Esto se debería eliminar.

3) Además, siguiendo con este punto, los padres son los encargados de dar ejemplo. ¿Cómo vamos a conseguir algo si nuestro hijo ve que nosotros tampoco lo hacemos? Por ejemplo si queremos que coman más pescado, debemos todos comer más pescado. Si no nos gusta una comida, no debemos eliminarla, debemos comerla aunque sea en menor cantidad y aprovechando para acompañarla con otras comidas que nos gustan más.

4) El punto flaco de todos los niños normalmente son las verduras. No deberíamos eliminar una verdura solo porque a nuestro hijo no le guste. Hay que ponerla en el plato. Lo que no haremos será martirizarlos y llenar el plato de esa verdura a secas sino que pondremos una cantidad mínima que pueda comer mezclado con otras cosas. Os aseguro que al inicio se quejará, pero una vez se acostumbre a su presencia se la comerá sin más y quizás le comience a gustar. Será la hora de poner más cantidad...

5) Otro punto a tener en cuenta son las comidas que se realizan fuera de casa. Un McDonalds un sábado por la noche está lleno de familias con niños pequeños. Hay que tener cuidado con esto y no convertirlo en una costumbre o presentarlo como un premio,etc. Este tipo de comidas pueden ser correctas esporádicamente, pero son cada vez más frecuentes, y si a la noche del McDonalds le sumamos la noche que comemos pizza y la del bocadillo... Son días que vamos sumando y que no somos conscientes en los cuales no les estamos aportando mucho a nuestros hijos.

Mejorar estos cinco puntos no solo afecta a la salud de nuestros hijos sino que mejora los hábitos de toda la familia. Creo que son 5 aspectos a tener en cuenta y si hay alguno en el que fallemos, intentar modificarlo.

Para terminar dos palabras: paciencia y perseverancia!






3 comentarios:

  1. I que ve que em van aquestes entrades! :D

    Per sort l'Erik menja bastant bé, però igualment s'agraixen els consells!

    ResponderEliminar
  2. Interesante como siempre Nuria, a colación de esta entrada me gustaría saber tu opinion de este articulo:

    El ketchup.


    Contrariamente a lo que muchos creen, la salsa de tomate no es solo grasa ni tampoco debe consumirse solo como acompañamiento a las papas fritas.

    La conocida salsa ketchup es también un excelente componente de la dieta alimenticia.

    El color rojo de la salsa de tomate, llamado licopeno, es un pigmento que también da el color a las frutas y algunos vegetales. Según recientes estudios, este elemento tiene propiedades antioxidantes que podrían ayudar a prevenir el cáncer u otras serias enfermedades.

    Por pertenecer a la familia de los carotenoides y el betacaroteno, el licopeno es importante y nutritivo para el cuerpo humano. Además también es el responsable del color rojo de los tomates, sandías, fresas, toronjas rosadas y hasta la guayaba. Como nuestro organismo no produce el pigmento, entonces debe tomarlo de frutas u otros alimentos, y la salsa de tomate es una excelente opción.

    Para curiosidad de los investigadores se ha llegado a identificar que el pigmento se obtiene más entre los alimentos procesados, fuera de su estado natural, como las salsas, jugo y en este caso, la salsa Ketchup.

    Sin embargo, el licopeno debe obtenerse de diversas fuentes. Según la Guía de Alimentos del Departamento de Agricultura, USDA, la mayoría de los adultos debe consumir por lo menos dos tazas y media de vegetales y dos tazas de fruta.

    "Este nivel de ingestión puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer en enfermedades cardiovasculares",

    ResponderEliminar
  3. Hola Angel Luis,

    En referencia al artículo por el que me preguntas, decirte que es cierto. Tal como yo también escribí en la entrada " Pon color a tu alimentación y gana en salud" el licopeno es un pigmento del tomate con muchas propiedades beneficiosas.

    ¿Esto se traduce al Ketchup?... Aquí ya entramos en el mundo de las etiquetas. Hay que ver qué porcentage utiliza cada marca para fabricar la salsa. Cuanto más pura más licopeno habrá.

    Por el contrario, hacer una salsa de tomate casera es algo muy sano y garantizamos las propiedades del licopeno.

    Un saludo

    ResponderEliminar