lunes, 16 de mayo de 2011

Pon color a tu alimentación y gana en salud!

Todos sabemos que incluir frutas y verduras en nuestra alimentación diaria es un hábito muy saludable debido a las propiedades beneficiosas que tienen este tipo de alimentos, no en vano están situadas en el segundo peldaño de la pirámide alimentaria - justo encima de nuestra principal fuente de energía, los hidratos de carbono-.

Este grupo de alimentos constituyen nuestra fuente más importante de vitaminas, minerales y fibra, nutrientes imprescindibles que no podemos sintetizar y que si bien son requeridos en pequeñas cantidades, debemos aportarlos a través de la dieta cada día.

Una característica propia de todos estos alimentos es la variedad de colores en que se nos presentan, desde los verdes más oscuros hasta rojos, amarillos, blancos, azulados...  Esta característica se debe a la variedad de pigmentos que poseen y que podemos agrupar en tres grupos; clorofilas (responsables del color verde típico), los carotenoides (dan el color más anaranjado, rojos y amarillos) y los flavonoides (responsables, por ejemplo, del color azulado de las berenjenas). Dentro de cada grupo, encontramos diferentes compuestos biológicos con estructuras diferentes y con propiedades también diferentes.

En la planta, la función de estos pigmentos es la ofrecer protección frente a la continua exposición solar y otros contaminantes que existen en el ambiente. En el cuerpo humano, la actividad biológica de estas sustancias se multiplica proporcionándonos protección antioxidante en muchos órganos y tejidos diferentes. Además, parte de estos pigmentos que consumimos son utilizados para obtener vitamina A (nutricionalmente se denominan precusores de la vitamina A), una vitamina esencial que asegura un buen funcionamiento de la visión, del sistema inmunitario, participa en la formación de tejidos...

Para  mostrar algunos ejemplos podemos citar a la luteina, un pigmento que encontramos sobretodo en espinacas, maíz, coles, algas...  Tiene un papel muy importante dentro del buen funcionamiento de la visión, evitando la degeneración macular - la mácula es una membrana que nos protege de las radiaciones en el ojo - y la progresión de las cataratas. También es muy conocido el licopeno presente en los tomates y en la sandía. Este pigmento tiene la pecualiaridad de que se absorbe mejor si lo consumimos con grasas (por ejemplo, en salsa de tomate). Tiene una fuerte actividad antitumoral, sobretodo a nivel pulmonar, de próstata, colon y piel. Además posee propiedades cardiosaludables y retrasa el envejecimiento.

También es muy conocido el resveratrol de las uvas y el vino tinto que poseen actividad antioxidante y anticancérigena, los taninos de los tés, el Kaempferol de las manzana, que ofrece protección de las mucosas gástricas y evita las úlceras, la quercentina, distribuida por un gran número de vegetales y frutas y que es útil en la prevención de las alergias...

Como observáis, comer una gran variedad de frutas y verduras en sinónimo de ingerir también un buen número diferente de estos pigmentos y beneficiarnos así de las propiedades saludables que nos ofrecen. Todos deberíamos ingerir dos raciones de verduras al día - combinando entre cruda y cocida- y tres piezas de fruta, una de las cuales que sea rica en vitamina C (naranjas, limón, fresas, kiwi, piña, melón), asegurando de esta manera también el aporte de otra vitamina esencial con función antioxidante.


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