lunes, 10 de enero de 2011

Hidratos de carbono ¿culpables o inocentes?

Empieza un nuevo año y con ello nuevos propósitos, uno de los cuales es ya habitual para algunas personas: adelgazar. En la actualidad hay muchos sitios a los que acudir pero normalmente nos decantamos por aquellos sitios que nos prometen una pérdida de peso rápida, sin pasar hambre y con la máxima efectividad. Parece que hayamos dado con el lugar soñando.

Uno de los métodos que están adquiriendo más popularidad últimamente es la dieta baja en carbohidratos (y por consiguiente ricas en proteínas y/o grasas). Se dice que ellos son los culpables de que nuestras reservas de grasa aumenten y por tanto de que ganemos peso. Yo me pregunto ¿cómo se ha llegado a lapidarlos de esta manera?

Creo que los mismos profesionales de la nutrición podemos haber tenido algo de culpa en ello, y en nuestra labor de asesorar a la gente podemos haber dado información que no ha sido del todo comprendida. Pero lo que más creo es que las farmacéuticas, las empresas de dietética que solo buscan el éxito momentáneo y la publicidad y marketing han catapultado a los alimentos ricos en hidratos de carbono al grupo de aquellos que hay que evitar a toda costa para poder perder peso.

La realidad es que si, los hidratos de carbono pueden convertirse en grasa y hacer que ganemos peso. Pero esto no es una afirmación absoluta y como casi todo en este mundo, depende. ¿depende de qué? Pues del uso que nosotros le demos a estos azúcares ( hidratos de carbono, carbohidratos y azúcares se utilizan como sinónimos).

Vayamos por partes entonces. La primera pregunta a contestar sería ¿qué son los hidratos de carbono y para qué sirven? Químicamente los carbohidratos son un conjunto de moléculas compuestas por hidrógeno, oxígeno y carbono, y son solubles en agua, esta es su principal característica. Se agrupan según el número de moléculas que tengan (una, dos o más moléculas unidas).

En cuanto a su función, son el combustible de nuestro cuerpo: son por tanto esenciales para la vida. Aportan energía inmediata a las células y gracias a ellos se mantiene nuestra actividad muscular, la temperatura corporal, la actividad neuronal... Además juegan un papel importante en el reconocimiento celular y forman parte de nuestro ADN.  Se almacenan en el músculo - la cantidad que acumula es solo para su propio uso- y en el hígado - es el responsable de abastecer a todos los demás órganos de nuestro cuerpo-. Las fuentes principales de hidratos están en el pan, la pasta, el arroz, cereales, patatas y legumbres.

Cuando comemos, los hidratos de carbono van a tomar dos vías: por un lado van para proporcionar la energía que nuestro cuerpo está demandando, cosa que va a depender de nuestra actividad diaria, de nuestra composición corporal y de nuestro estado fisiológico, y por otro lado, se van a crear las reservas de hidratos que nuestro cuerpo estime que vamos a necesitar hasta la próxima vez que ingiramos alimentos. Cuando nuestro cuerpo ve estas necesidades cubiertas, el resto de hidratos que hayamos ingerido de más en nuestras comidas si se van a convertir ahora en grasa.

Hacer una dieta baja en hidratos de carbono no tiene sentido entonces siempre que consumamos las calorías que necesitamos y haya una distribución correcta de los nutrientes. El problema actual de mucha gente radica en dos puntos básicos: 1) comen más calorías de las necesarias y con ello comen también una cantidad de azúcares superiores a sus necesidades, y 2) el sedentarismo provoca que los hidratos no sean utilizados como lo que son , un nutriente energético, y al ser la demanda energética más baja es muy fácil llegar al siguiente paso que es su conversión en grasa. Ponerse en manos de profesionales es fundamental para corregir adecuadamente estos dos aspectos.

Las dietas bajas en hidratos no son tampoco un método sencillo de llevar a cabo y no está exento de riesgos. Si os fijáis, normalmente deben estar supervisadas por un médico ya que al reducir el aporte de azúcares se genera en el cuerpo un estado excepcional similar al que se produce cuando una persona lleva algunos días sin comer. Hay que llevar un control analítico muy estricto para no desembocar en situaciones graves que pueden poner en riesgo la vida de la persona. Existen también contraindicaciones para este tipo de dietas: personas diabéticas, gente con problemas renales, del corazón y del hígado no deberían realizar una dieta así. Además no es un tipo de alimentación que se pueda mantener durante mucho tiempo y es por eso que gran parte de la gente recupera el peso tan rápidamente perdido (puntualizar aquí que uno de los indicadores que ayudan a determinar si una dieta será exitosa o no es la cantidad y tipo de dietas hechas anteriormente. El cuerpo de alguna manera se acostumbra a pasar épocas de "escasez" y se defiende tornándose más ahorrador).

El camino saludable para adelgazar es bien sabido por casi todo el mundo: reducir calorías comiendo equilibradamente y hacer ejercicio. Los hidratos de carbono, las grasas y las proteínas - los tres nutrientes energéticos - son necesarios para nosotros, cada uno de ellos cumple su función en nuestro cuerpo de manera que si alguno de ellos no es aportado en nuestras comidas en las cantidades suficientes entraremos en situaciones de riesgo para nuestra salud.

Creo que todas aquellas personas que se hayan dispuesto perder peso deberían plantearse por que vía quieren conseguirlo. La vía natural y más sana es siempre la vía más larga y dificultosa pero es la que nos garantiza buenos resultados.   

4 comentarios:

  1. Felicidades Nuria por tu blog, muy interesante a la vez que con post bien expuestos. Saludos desde Jerez

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  2. a todos nos entran las prisas, crees que una buena forma de empezar es reduciendo la cantidad de comida en las comidas principales pero a la vez seguir tu consejo de realizar 5 comidas al dia? saludos

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  3. Ei, por supuesto el primer paso es reducir la cantidad de comida en general- que se traduce en calorias-. Pero no vale reducirlas sin ningún sentido, hay que mantener un equilibrio de todos los nutrientes para garantizar una pérdida de peso correcta (que sea de grasa, no de músculo ni de líquido). Todo ello complementado con ejercicio físico.

    Si a la vez que reducimos las calorias las repartimos en 5 tomas regularemos mejor el apetito y damos la información a nuestro cuerpo de que no hay que generar grandes reservas (también de grasa).

    Ponerse en manos de profesionales es fundamental para realizar una dieta correctamente.

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