jueves, 30 de agosto de 2012

Equilibrio ácido - básico.

Siguiendo un poco el hilo de la entrada anterior y para ejemplificar que nutrición y bioquímica son ciencias muy unidas entre si, esta semana quería escribir sobre este tema fundamental a la hora de poder mantener la salud de nuestro cuerpo.
 
Como ya dije, a cada instante ocurren en nuestro cuerpo reacciones necesarias para la vida. Para que éstas se puedan llevar a cabo, se necesitan unas condiciones óptimas en las cuales, la reacción determinada, puede realizarse efectivamente. Estas condiciones óptimas necesarias son varias, pero la que ocupa esta entrada se refiere al pH. El pH mide los niveles de acidez o de alcalinidad de los tejidos en una escala que va de 1 - muy ácido- a 14 - muy básico-, siendo 7 el punto neutro.
 
A su vez, los alimentos también tienen unos niveles de acidez o de alcalinidad propios, no obstante, una vez ingeridos son metabolizados hasta moléculas que llegan al torrente sanguíneo y producen distintas reacciones que favoreceran que la sangre se torne más ácida o más básica.
 
La sangre es el medio líquido más sofisticado, pues transporta todas las sustancias de nuestro organismo, sin embargo, su margen de eficiencia es muy estrecho, debe encontrarse siempre a unos niveles de pH entre 7.35 y 7.45 -es decir, ligeramente alcalino-.
 
La alimentación que seguimos en el mundo occidental, en la actualidad, rompe este equilibrio, pues basamos nuestra alimentación en productos que dejan un residuo ácido en el cuerpo. Estos alimentos son, principalmente, productos proteicos (carnes y pescados ricos en purinas, ácido láctico y úrico), quesos y embutidos, cereales (arroz, pasta y sus derivados ricos en carbono), alimentos dulces o con mucho azúcar, café, refrescos y el alcohol.

Al contrario, los alimentos que forman sustancias básicas son principalmente las verduras y las frutas. Gracias a su alto contenido en minerales como el calcio, potasio, sodio o cloro pueden combinarse con otros ácidos y dar como resultado sales que alcalinizan la sangre.
 
El exceso de ácido se denomina acidosis y para contrarrestarlo el cuerpo dispone de tres mecanismos: a través de la respiración, a través de la orina y neutralizando las sustancias ácidas con sustancias básicas que captura de las células - cuando nuestra dieta no nos aporta la cantidad suficiente de los minerales básicos, el cuerpo debe cogerlas de estructuras ya formadas como las membranas celulares-. A pesar de estos mecanismos, cantidades mínimas de ácido son suficientes para causar lesiones en nuestro cuerpo.
 
Investigaciones recientes aseguran que enfermedades actuales pueden tener su origen en estos desequilibrios ácido - básico. El ácido se deposita fundamentalmente en el tejido conectivo provocando su degeneración. Es por eso, que enfermedades como la artritis, la fibromialgia, la gota o la osteoporosis son tan frecuentes - el exceso de ácido se neutraliza captando calcio de los huesos-. Un exceso de ácido también ataca a la piel, pues la sudor se torna más ácida y produce enrojecimientos y pruritos. Corazón y sistema nervioso también se ven afectados y el origen de muchas ansiedades, insomnios y alteraciones cardíacas pueden encontrarse en este aspecto. Por último, también se ha investigado la relación pH- cáncer, y se ha observado que las células cancerosas pueden desarrollarse mejor en ambientes ácidos.
 
La conclusión a la que llegamos es la misma para varios aspectos de nuestra salud. Una alimentación adecuada basada en el consumo suficiente de verduras y frutas, así como un equilibrio entre el resto de nutrientes es un pilar básico cuando se quiere evitar la enfermedad o por lo menos, mejorar el pronóstico de la misma.    
 

jueves, 23 de agosto de 2012

La bioquímica se suma al blog.

Estamos a finales de agosto y las vacaciones van terminando para todos.  En mi caso, no he tenido unas vacaciones muy largas este año, unos pocos días de desconexión por tierras asturianas y vuelta a la normalidad.

Por lo que al blog respecta, sí que me he tomado unas vacaciones más largas. A mitad de año, me vi envuelta en el inicio de nuevos proyectos relacionados con el mundo de la nutrición que requerían toda mi atención y que me obligaron a dejar de lado este espacio.  Estos proyectos ya están encaminados, no obstante, otro gran proyecto llega y a eso se refiere el título de esta entrada.
 
Una vez finalizados los estudios de nutrición y dedicarme a ello profesionalmente, mi inquietud de querer saber más, de poder dar respuesta a todos aquellos procesos que ocurren en nuestro cuerpo y conocer los elementos externos que hacen variar nuestras respuestas fisiológicas me han llevado a querer iniciar este año el grado de bioquímica en la Universidad Autónoma de Barcelona.
 
La bioquímica es la ciencia que estudia la composición química de los seres vivos. Todos nosotros estamos formados de moléculas, átomos, que interactúan entre ellos a cada segundo de nuestra vida. A cada instante, se dan en nuestro cuerpo reacciones destinadas, en último fin, a garantizar nuestra supervivencia en este mundo. Comprender todo este mecanismo es un reto que afronto con mucha ilusión.
 
Además, en relación a la nutrición, no hay que olvidar que los alimentos no solo están compuestos de nutrientes, sino que miles de compuestos bioquímicos forman parte de ellos y todo esto se empieza a conocer ahora. Moléculas como los esteroles, los fitoestrógenos, los polifenoles,etc, son moléculas químicas descubiertas recientemente y que han demostrado tener efectos muy saludables en el organismo.
 
En fin, como he dicho en el título,la bioquímica será un nuevo elemento en este blog y sumado a la nutrición espero seguir escribiendo entradas que os sean interesantes.