Los deportistas tienen la creencia de que si no consumen algún tipo de suplemento, su rendimiento va a ser inferior. Es más, opino que están convecidos de que su rendimiento es proporcional a la cantidad de suplementos que se toman. No les culpo, es fácil caer ante la tentación de los "milagrosos" beneficios que anuncian además de estar publicitados por deportistas de élite que aseguran que toman dichos productos y que parte de su éxito se basa en los mismos.
En efecto, los deportistas son grandes consumidores de suplementos deportivos y esto, las compañías encargadas de comercializarlos lo saben, es por eso que constituyen un objetivo muy importante para seguir engrosando sus números. A pesar de esto, muy pocos son los deportistas que muestran algún interés por lo que se están tomando. Además, existe la creencia de que los profesionales médicos están en contra de este tipo de productos, por lo que muchas veces, el deportista se deja aconsejar por personas no cualificadas.
Esta última afirmación es falsa, pues los profesionales que se encargan de los aspectos nutricionales de la preparación de los deportistas, tienen como principal objetivo conseguir una nutrición adecuada para conseguir el rendimiento adecuado y esto incluye muchas veces la toma de suplementos. No obstante, también es cierto que dentro de todo lo que hay en el mercado, el porcentaje de productos utilizados es más bien pequeño.
El motivo por lo que esto ocurre es básicamente la fata de investigación que corrobore los efectos del suplemento en concreto. Una de las maneras - algo maliciosa- de clasificar a estos productos es precisamente basándonos en su eficacia y entonces la clasificación sería: eficicacia demostrada = doping; eficacia dudosa = ayudas ergogénicas. Esto no es así totalmente, pero refleja bastante bien lo que quiero explicar con esta entrada. Ya que los deportistas son los principales interesados en conseguir un buen rendimiento, dejo a continuación una lista con algunos de los aspectos por los que el atleta no debe creerse todo lo que anuncian:
1.- Falta de evidencia científica: Este sería el principal motivo por el cual la mayoría de suplementos no son considerados como eficaces. Los estudios presentan muchos fallos de protocolo, estadística, exageración de resultados, no se realizan con deportistas de buen nivel, conclusiones basadas en criterios subjetivos (por ejemplo, sensación de fatiga)... Además, a menudo es la propia empresa la que financia los estudios, entonces ¿dirán algo negativo de su producto?
1.- Falta de evidencia científica: Este sería el principal motivo por el cual la mayoría de suplementos no son considerados como eficaces. Los estudios presentan muchos fallos de protocolo, estadística, exageración de resultados, no se realizan con deportistas de buen nivel, conclusiones basadas en criterios subjetivos (por ejemplo, sensación de fatiga)... Además, a menudo es la propia empresa la que financia los estudios, entonces ¿dirán algo negativo de su producto?
2.- Falta de legislación que regule estos productos: En España, estos productos no disponen de una legislación propia y a menudo ésta no se cumple. Además, también debemos vigilar los suplementos que proceden de otros países con legislaciones diferentes. En este contexto, no es difícil encontrarnos en la situación de que al analizar un determinado suplemento, éste aporta menos cantidad de los nutrientes que anuncia y/o contienen ingredientes no declarados o contaminantes.
3.- Doping inadvertido: Siguiendo en la línea del punto anterior, debemos vigilar ya que algunos productos contienen ingredientes incluidos en las listas de sustancias prohibidas. Los deportistas a menudo no leen los ingredientes y por tanto ignoran el contenido de lo que están tomando. No obstante, también existe la posibilidad de que el producto que tomamos contenga sustancias dopantes no declaradas, en cuyo caso el deportista puede ser sancionado por haber dado positivo. Hay que ser muy cautelosos en este aspecto y pedir información a personas u organismos que puedan asesorarles para estos casos.
4.- Efectos comprobados a dosis elevadas: Este es otro de los problemas que encontramos a la hora de saber si una determinada sustancia nos ayuda en nuestro rendimiento o no. Muchas de las sustancias muestran ofrecer mejoras en el rendimiento a dosis muy elevadas, sin embargo, luego la dosis que hay en el suplemento es mucho menor.
5.- ¿Los suplementos no tienen contraindicaciones?: Es curioso observar como los suplementos son aptos para todo el mundo. Debemos vigilar y tomar suplementos bajo recomendaciones de profesionales, pues no todos los suplementos son aptos para todas las personas.
6.- Mas de lo mismo: Esta frase que podría resumir lo que nos aportan la mayoría de suplementos. Analizando una marca conocida y muy utilizada por los deportistas, he podido observar que detrás de la veintena aproximada de productos analizados, los ingredientes eran siempre los mismos. En mayor o menor proporción y acompañado en este de A y en el otro de B, pero básicamente, el deportista estaba tomando siempre lo mismo.
7.- Efecto Placebo: Por último, no debemos olvidarnos de nuestro gran aliado, el efecto placebo. A menudo, la toma de un suplemento coincide con mejoras del rendimiento y confiamos en que el producto es el responsable de esto. Esto, sencillamente, no es más que una mejora a nivel psicológico de lo que estamos haciendo.
En conclusión, no es oro todo lo que reluce. Parece fácil alcanzar el éxito si nos centramos en lo que anuncian los fabricantes, no obstante, el rendimiento es el resultado de muchos factores: genética, talento, entrenamiento, equipamiento, dieta y actitud mental, etc. Los suplementos deportivos son en cualquier caso, un compartimento más, pequeñito, de todo este cóctel.
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