La dieta, el ejercicio y el sueño tienen la capacidad de alterar nuestra salud y función mental así que, a través de los cambios en nuestra alimentación (que es el tema que conozco) podemos mejorar nuestras habilidades cognitivas, proteger al cerebro y contrarrestar los efectos del envejecimiento. En todo esto el pescado tiene un papel importante.
Además de los beneficios más conocidos que nos proporciona una dieta rica en pescado - sobretodo azul- como son mejorar los niveles de colesterol y tensión arterial, reducir la inflamación, protección del corazón... hemos de sumarle uno más: cuidar de nuestro cerebro. Esto se debe al tipo de grasa que contienen los peces, los ácidos grasos omega 3, y dentro de estos destaca el ácido graso docosahexanoico (DHA) que no se encuentra en otros alimentos que contengan omega 3, es una grasa exclusiva del pescado.
El DHA tiene un papel fundamental en la comunicación entre neuronas. Nuestro cerebro recibe la información del resto del cuerpo a través de hormonas y una vez llega allí, la información va pasando de neurona en neurona mediante el cambio de forma de los canales de iones que permiten el paso de los impulsos eléctricos. Es semejante a una carrera de relevos, de modo que es vital que haya una buena comunicación entre las células cerebrales. Aquí es donde tiene su protagonismo el DHA. Éste forma parte de la membrana de las neuronas y al ser un tipo de grasa más fluida que otras, hay una mayorr elasticidad de la membrana facilitando el cambio de forma de los canales de iones a la hora de trasladar la información.
Cuando nuestro cuerpo no recibe suficiente cantidad de DHA, busca la segunda mejor opción para ocupar su puesto en la membrana y para ello utiliza el ácido graso docosapentanoico (DPA), una grasa de estructura química muy parecida pero menos fluida que la anterior, repercutiendo de esta forma la comunicación entre células. Quizás esto no les suene a muchos a un problema a tener en cuenta, sin embargo, numerosos estudios han demostrado la relación que existe entre muchas enfermedades cerebrales y el déficit de DHA.
Este déficit abarca y afecta a todas las etapas de la vida y se manifiesta de diferentes maneras. En neonatos afecta al desarrollo cerebral y al coeficiente intelectual, en niños se ve disminuida la capacidad de prestar atención y controlar el movimiento impulsivo, en la etapa adulta hace que seamos más propensos a la violencia y a sufrir depresiones así como hace que seamos más vulnerables a tolerar las situaciones de estrés y durante la vejez nos hace más vulnerables a la demencia, a padecer problemas de memoria y a sufrir accidente cerebrovascular.
Es tan importante el papel que juega el DHA en nuestro cerebro que muchos científicos han llegado a afirmar que fue la ingesta de pescado lo que permitió un mayor desarrollo del cerebro y esto hizo posible pasar a la siguiente fase del desarrollo humano.
No obstante, no podemos olvidar el estado de nuestros mares y océanos y el problema que existe con la acumulación de mercurio en algunas especies de pescados. Aunque hay una tendencia alarmista, hay que decir que los niveles de mercurio que encontramos en los pescados son en general bajos y que es una opción muy saludable incluir el pescado, tanto blanco como azul, en nuestra dieta. Por si acaso, como muchos pensamos, una de las claves para evitar consumir un exceso de sustancias tóxicas que pueden contener en general todos los alimentos es la variedad. Hay que aprovechar la variedad de alimentos que nos da la naturaleza e ir alternándolos dentro de nuestra alimentación. Esta es la mejor manera de obtener los beneficios y reducir las posibilidades de intoxicación.
Para finalizar, el pescado contiene otros nutrientes de interés. Es una fuente de proteinas de alta calidad y es rico en minerales como iodo, fósforo y calcio y también en vitaminas como la B1, B2 y D. Consumir por tanto 3 o 4 veces a la semana pescado - al menos una que sea de pescado azul y el resto de pescado blanco- es lo recomdable para seguir una alimentación equilibrada y sana, proteger a nuestro corazón y también a nuestro cerebro.